
Para una selección como la peruana, regresar a un Mundial era un sueño de millones que era atormentado por el mismo seleccionado nacional. Antes de la llegada de Gareca ya se percibía un potencial interesante en la selección, pero era un potencial que se veía más en lo individual que en el equipo mismo como tal.Ricardo Gareca tomó un equipo que era tan apoyado como abucheado, el compromiso que mostraban los jugadores era difícil de ver. A pesar de ello el equipo se afianzo y unió en la Copa América del 2015 celebrada en Argentina, donde fue la 3ra mejor selección (medalla de bronce) y además recibió el Premio Fair Play por juego limpio. Poco a poco parecía que las cosas empezarían a encajar, aunque aún había ciertos malestares en la selección.Las Eliminatorias Rusia 2018 fueron una montaña rusa para la selección, el equipo mostraba talento y unión, pero al rato les ganaba la apatía que malograba todo el buen trabajo hecho. El equipo se miraba y hablaban de autocrítica, pero ninguno se miraba al espejo y asumía su responsabilidad. Poco a poco, Gareca transformó el equipo, se hizo una reconstrucción que tuvo como consecuencia la salida de varios jugadores que no daban ninguna solución. Y con trabajo y esfuerzo los objetivos se fueron cumpliendo.Gareca sabía que al comienzo los resultados serían difíciles de obtener, así que el trabajar en equipo era algo sumamente fundamental, hacer que todos tiren del carro de la selección era una meta a cumplir. Y así paso, con el pasar de las fechas de las Eliminatorias se veía a un equipo más trabajador, que luchaba y no agachaba la cabeza ante un mal resultado, con un poco de suerte, como los puntos recuperados por el partido contra Bolivia, toda la selección supo que era su momento de cambiar y dar un golpe en la mesa, y por primera vez en muchos años, demostró ser un equipo que inspira respeto y terminó por clasificar al repechaje para clasificar al Mundial.Muchos no tuvieron esperanza en el equipo, tras más de 3 décadas, la blanquirroja volvió a disputar una Copa Del Mundo. A pesar que los partidos contra Nueva Zelanda no fueron de lo mejor, los goles de Farfán y Ramos hicieron vibrar al Perú y aquel 15 de noviembre de 2017 se hizo historia: estábamos de regreso.Por bastante tiempo, la selección peruana, con pésimos resultados relacionada a los escándalos nos recordaban los problemas de indisciplina.Con la llegada de Gareca, la blanquirroja tomo otro rumbo y se evitó contar con jugadores que no tuvieran compromiso. Dio la oportunidad a otros futbolistas para que aprovecharán la oportunidad de ganarse un lugar, y que eran opacados por los jugadores de siempre.Hubieron lesionados y suspendidos, pero Gareca prefirió mantener el mismo grupo. La ausencia de Paolo Guerrero afecto notablemente a la selección. Sin embargo, la unidad del grupo evito que se desmoronaran emocionalmente y la clasificación fue dedicada a él.Gareca supo trabajar con lo que tenía y aprovechar al máximo las habilidades de cada uno, dándoles solidez, todos se complementan y están centrados en un objetivo común, sacándole provecho a las fortalezas y trabajando en sus debilidades con liderazgo, disciplina, motivación y objetivos claros. Mostraron humildad, paciencia, fortaleza y pasión.
